- Análisis
El FMI prevé menor crecimiento económico y mayor inflación en Bolivia y América Latina
- Miércoles, 12 Octubre 2022 05:28
FOTO: FMI
Perspectiva: Bolivia crecerá en 3,2%, América Latina en 1,7% y la economía mundial en 2,7% en 2023. La menor previsión se relaciona a la inflación, condiciones financieras más duras, la invasión rusa a Ucrania y persistencia de la pandemia de Covid-19. El FMI plantea mantener el curso de política monetaria para restaurar la estabilidad de precios y la política fiscal debe procurar aliviar las presiones sobre el costo de vida, preservando una orientación suficientemente restrictiva.
Aunque este año fue positivo, para 2023 el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la economía boliviana solo crecerá en 3,2% y América Latina en 1,7%, debido a una menor expansión de los principales socios comerciales en el mundo y el debilitamiento de los precios de las materias primas que exporta la región.
En su último Informe sobre las Perspectivas Económicas Mundiales, el organismo internacional destaca que las cotizaciones más altas de materias primas ayudaron a impulsar un mayor dinamismo de la economía regional.
Es por eso que se prevé que Bolivia cierre la gestión con un crecimiento de 3,8% y América Latina con 3,5%.
Esta previsión para el país ya había sido prevista por el FMI en septiembre al finalizar la consulta del Artículo IV. “El crecimiento se proyecta en 3.8% interanual en 2022, más lento que en 2021, pero suficiente para que el PIB vuelva a su nivel anterior a la pandemia a fines de año. Los elevados precios sostenidos de los productos básicos continuarán impulsando los ingresos mineros y agrícolas. Se proyecta que la inflación aumentará a 4.2% interanual para fin de año, ya que los precios internacionales se alimentan parcialmente de alimentos y energía”, adelantó el FMI en ese informe sobre Bolivia.
Para 2023 la perspectiva del organismo internacional es menor y de incertidumbre porque la actividad económica mundial está experimentando una desaceleración generalizada y más acentuada de lo previsto, con la inflación más alta registrada en varios decenios.
La crisis del costo de vida, el endurecimiento de las condiciones financieras en la mayoría de las regiones, la invasión rusa de Ucrania y la persistencia de la pandemia de Covid-19, según el FMI estos aspectos inciden notablemente en las perspectivas.
Según los pronósticos, el crecimiento mundial se desacelerará de 6,0% en 2021 a 3,2% en 2022 y 2,7% en 2023. Exceptuando la crisis financiera mundial y la fase aguda de la pandemia de Covid-19, este es el perfil de crecimiento más flojo desde 2001, advierte el organismo en su informe presentado ayer.
Para Bolivia la proyección es de un crecimiento de solo 3,2%, una inflación de 3,6%, un déficit en cuenta corriente de -2,1% y una tasa de desempleo de 4%.
Comercio
Según el FMI la menor perspectiva económica para América Latina tiene que ver con la situación de los socios comerciales. Por ejemplo, China este año crecerá solo 3,2% y en 4,4% en 2023. El año pasado el gigante había despegado con una tasa de 8,1%.
Estados Unidos crecerá 1,6% y 1% este y el siguiente año, mientras que la zona euro alcanzará una tasa de 3,1% este 2022 y el próximo año su economía se desacelerará a 0,5%.
La economía de Brasil crecerá este año en 2,8% y en 2023 solo en 1%, de acuerdo con las proyecciones del FMI.
Inflación
En su informe el FMI pronostica que la inflación mundial aumente de 4,7% en 2021 a 8,8% en 2022, para luego descender a 6,5% en 2023 y 4,1% en 2024.
En Latinoamérica y el Caribe se espera que la tasa se sitúe en 14,1% y al año en 11,4%.
Para el organismo internacional los países deben mantener el curso de política monetaria para restaurar la estabilidad de precios, y la política fiscal debe procurar aliviar las presiones sobre el costo de vida, preservando una orientación lo suficientemente restrictiva para que esté alineada con la política monetaria.
Para contribuir más a la lucha con la inflación, el FMI apunta a recurrir a reformas estructurales que mejoren la productividad y alivien las restricciones sobre la oferta. Pero puntualiza que la cooperación multilateral es necesaria para acelerar la transición a la energía verde y evitar la fragmentación.
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