- Análisis
Cambio climático: Dura determinación de la Unión Europea
- Lunes, 28 Agosto 2023 23:00
FOTO: PARLAMENTO EUROPEO
Restricción: El Reglamento 2023/1115 recientemente emitido por el Parlamento de la Unión Europea obliga a prepararse frente a este nuevo escenario puntualiza el gerente general del IBCE, Gary Rodríguez. “El espíritu de la norma europea apunta a mitigar los efectos del calentamiento global, en función de lo cual condicionará el acceso a su mercado para una primera lista de productos (carne y cueros de bovinos, cacao, café, palma aceitera, caucho, soya, maderas), que los importadores deberán comprobar que en su obtención en el país de origen no se incurrió en deforestación o degradación forestal, para ser exportados a este bloque de 27 naciones y casi 450 millones de personas”, enfatiza el economista y Magíster en Comercio Internacional.
Gracias a la gentil invitación del Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz y de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz, tuve la oportunidad de participar del “III Congreso Boliviano de Cambio Climático: Seguridad Hídrica y Beneficios No Relacionados al Carbono” en condición de Moderador del Foro “Mercados y Cambio Climático”, viendo las oportunidades y retos derivados del Reglamento 2023/1115 recientemente emitido por el Parlamento de la Unión Europea, en la perspectiva de evitar la deforestación y degradación forestal en países exportadores, entre ellos, Bolivia.
El espíritu de la norma europea apunta a mitigar los efectos del calentamiento global, en función de lo cual condicionará el acceso a su mercado para una primera lista de productos (carne y cueros de bovinos, cacao, café, palma aceitera, caucho, soya, maderas), que los importadores deberán comprobar que en su obtención en el país de origen no se incurrió en deforestación o degradación forestal, para ser exportados a este bloque de 27 naciones y casi 450 millones de personas.
Bajo el concepto de “consumo responsable” frente al cambio climático, asociado a la pérdida de bosques como causa principal del calentamiento global, según lo dicho en sus considerandos, los alimentos y las materias primas provenientes de áreas deforestadas no podrán ingresar a la Unión Europea desde el 30 de diciembre del 2024. Así de simple, pero, preocupante además, no solo porque el requisito de demostrar la “no deforestación” será retroactivo a partir del 31 de diciembre del 2020, sino, porque la lista de productos con tal restricción podrá ser revisada y ampliada a otros, “a más tardar”, el 30 de junio de 2025.
De ahí la importancia del tema que, desde el punto de vista del reto o la oportunidad -del beneficio o impacto negativo- más allá de la controversia que existe, sobre si el calentamiento global es o no real, lo cierto es que, en lo que concierne a la Unión Europea, ya hay una decisión tomada que nos puede afectar, en función de lo cual lo aconsejable es prepararse frente a este nuevo escenario.
Que si el cambio climático es natural o producto del hombre, no lo sé, lo que sí sé es que en el país tenemos nuestras propias preocupaciones con relación a ello o… ¿Acaso hace pocos años no faltaba agua en La Paz, por su disminución en las represas? ¿Acaso no es constatable la desaparición de los glaciares? ¿No ha notado el incremento en la frecuencia de temperaturas altas y vientos huracanados que se van dando en el país? Ahora, de que se eche la culpa de todo esto a la actividad agropecuaria, especialmente cuando ésta se da con respeto a la ley y las normas establecidas ¡en eso sí que no estoy de acuerdo!
En todo caso, a la genuina preocupación por el calentamiento global, hay que sumar la advertencia de la FAO en 2009 -cuando la población mundial era de casi 7.000 millones de personas- que, para evitar una hambruna por la escalada de precios cuando el planeta supere los 9.000 millones de personas en 2050, la producción de alimentos debía subir 70%, enfrentando tres restricciones: la limitada cantidad de tierra con vocación agropecuaria; la disponibilidad de agua dulce que va disminuyendo y, los desórdenes atmosféricos, plagas y enfermedades por el cambio climático.
Desde entonces y hasta hoy, el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) aboga por que las políticas públicas puedan enfocarse en hacer del país un gran productor y exportador de alimentos cumpliendo las siguientes tres premisas: incondicional apoyo a la producción económicamente viable, pero al mismo tiempo ambientalmente sostenible y socialmente responsable. Con ello, no solo la autosuficiencia alimentaria sino el futuro del país estarían totalmente garantizados, habida cuenta de contar con mercados externos seguros y en expansión. Para tener idea de lo que estamos hablando, veamos unas cifras…
En 2022, Bolivia exportó al mundo productos originarios del agro y del sector forestal por más de 3.300 millones de dólares, lo que para nuestro país es una gran suma y un enorme aporte a la economía nacional. Ahora, viendo solo los bienes afectados por el alcance del Reglamento 2023/1115 de la Unión Europea, las exportaciones de cueros de bovinos, cacao, café, soya y maderas, a dicho mercado, fueron cerca de 42 millones de dólares el pasado año, mientras que dicho bloque importó casi 200.000 millones de dólares de tales bienes.
Por tanto, hay un mercado gigantesco por aprovechar, con reglas que se van haciendo más rígidas -es cierto- pero que, cumpliéndolas, se puede pasar de la preocupación a la satisfacción, ya que, más allá de los números fríos, el rostro social de las exportaciones, especialmente en los rubros agropecuario/agroindustrial y forestal/maderero, son los empleos dignos e ingresos que generan.
¡Ojalá que la Unión Europea, aparte de restringir el acceso a su mercado, apoye a quienes -coincidiendo con su desvelo por el cambio climático- se esmeren en hacer bien las cosas!
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