- Análisis
Sistema de trazabilidad es necesario para que Bolivia avance hacia una soya responsable
- Domingo, 10 Abril 2022 12:15
FOTO AGRONEWS
Exposición: Jorge Amantegui detalla los éxitos y problemas que enfrenta la cadena productiva de la soya. Avanzar hacia una soya responsable en Bolivia, en el contexto actual precisa de diálogo con participación del Estado. Participó en el Foro Multiactor: sostenibilidad, inclusión y crecimiento económico en Bolivia, en la Agropecruz 2022.
“Hablamos de cadena porque somos un conjunto de sectores que si no nos relacionamos unos con otros, evidentemente no podríamos lograr los objetivos que todos queremos de ir desde la producción primaria hasta las exportaciones, pasando por el abastecimiento del mercado interno. Esta cadena o cluster mueve en el país alrededor de 3.700 millones de dólares por año y esto es producto de este encadenamiento”, precisó Jorge Amantegui al iniciar su exposición desde la mirada de la industria de las oleaginosas.
La producción del grano mueve alrededor de 800 millones de dólares, que es lo que la industria paga más o menos al productor primario. De ese monto, se anticipan normalmente unos 350 millones de dólares a los productores para ayudarle en la siembra, en la cosecha y las industrias lo hacen a través del sector financiero. Otro eslabón de esta cadena que financian al año aproximadamente mil millones de dólares para que las industrias puedan afrontar la compra de la materia prima, puntualiza.
En esta cadena, destaca otras cifras relevantes. Están los servicios de insumos, fertilizantes que según información pública equivale alrededor de 500 millones de dólares. En el transporte, el movimiento de carga son aproximadamente 150 millones de dólares. Esa materia prima que transportan va a las industrias que tiene una capacidad instalada de un poco más de 1.500 millones de dólares, que generan 150 empleos directos y otros indirectos. Las exportaciones generan aproximadamente 900 millones de dólares de divisas para el país, y en 2021, un año especial ha llegado a más de 1.300 millones de dólares. Al mercado interno abastece a sectores productivos como el avícola, lechero, pecuario, atendiéndolos con los subproductos harina, harina solvente, harina integral, cascarilla. Todo esto aporta al PIB un 5.8 por ciento.
Precisa que en 2021, la producción fue más de 2 millones 700 mil toneladas de soya e implica un transporte, un movimiento de carga en camiones desde el productor a la fábrica, de casi 100 mil camiones. Se transforman más o menos dos millones y medio de toneladas de aceite que van en cisternas hacia la exportación, la harina solvente de soya se mueve en casi 50 mil camiones para la exportación. Respecto a los ferrocarriles menciona que mueve menos carga por problemas con la parte gremial y el transporte fluvial, a través de la hidrovía Paraguay-Paraná, tiene restricciones por el bajo nivel de agua que no permite la navegabilidad de las barcazas, el último año trasladaron cerca de 500 toneladas.
“Somos el sector más importante de las exportaciones no tradicionales. El año 2021 fue un año muy especial porque hubo mayor producción de grano, se ha incrementado la producción de productos y las exportaciones. El sector no tradicional creció en más del 50% y nosotros hemos crecido un 14%”, destaca.
La producción primaria depende mucho del clima y de otros factores lo que hace que no sea constante la producción. A esta situación se suma que el rendimiento por hectárea está entre 2.2 a 2.3 toneladas por hectárea. “En realidad no alcanza a cubrir el nivel que tienen las industrias en la capacidad de procesamiento de grano. Entre el sector primario y el sector industrial tenemos una capacidad de crecer y en el marco de la soya responsable también podemos hacerlo sin incrementar las áreas de deforestación. Desde el 2015 se mantienen en una línea casi constante, nosotros estamos haciendo una proyección con incremento en los rendimientos a través de la aplicación de semilla mejorada genéticamente sin afectar la superficie cultivada, sin aumentarla, podemos llegar a tener 3 toneladas por hectáreas. Eso aumentaría la producción de grano a 4 millones de toneladas acercándose a la capacidad que tienen las industrias de 4 millones y medio de toneladas para procesar de manera dinámica”, precisa.
Y enfatiza que el productor al tener mayor rendimiento por hectárea bajaría sus costos de producción impactando en toda la cadena y redundaría en incremento de divisas, impuestos, etc. “El 20% de nuestra producción es para el mercado interno que está regulado. Hace 11 años que las industrias tenemos un estándar de regulación y de cupos de exportación. Si pudiéramos exportar libremente, obviamente sin dejar de abastecer el mercado interno, sería una prioridad para todos. Hicimos un ejercicio con David, mi gerente técnico, y el cumplimiento legal y buenas practicas empresariales es algo que podemos tiquear de positivo. Este es un sector tremendamente regulado: ASFI, Ministerio de Desarrollo Rural, Impuestos, Aduana, Sustancias Controladas, no hay un sector que no tenga los ojos puestos en lo que es la producción de la industria. Todos los empleos son formales dentro del proceso industrial. Tenemos relaciones responsables con la comunidad, la responsabilidad medio ambiental. Tenemos el control del SENASAG, si no tenemos las certificaciones no podemos ni entregar al mercado interno menos exportar un producto”, remarcó Amantegui.
En el tema de la trazabilidad es bien difícil establecerla para la soya, pensando en la soya responsable para mercados exigentes, afirmó. El problema es el acopio global porque puede haber productores que cumplan con el RT-ST, pero se acopia todo. Incluso hay productores o comerciantes que acopian grano y después lo venden a la industria y no se puede saber qué tipo de grano es. “Ese es un primer tema importante: el almacenamiento para cumplir con la trazabilidad. Hay que empezar porque el Estado pueda establecer normas a través de una legislación y estamos predispuesto para tener un sistema de trazabilidad”, manifestó.
La soya es un commodity y el precio esta alto y mañana bajo, sube y baja en la Bolsa de Chicago, manifestó. “Lamentablemente hay hechos como la guerra de los rusos contra Ucrania que puede generar una expectativa. En el mercado diferenciado habría que establecer las condiciones y esto hay que hacerlo en una mesa junto con los productores y agroindustria para ver cómo podemos hacer esa trazabilidad y ver si el precio diferenciado de los mercados es un incentivo para hacer algunas inversiones por el lado de las industrias”, afirmó.
Por el momento, están junto con ANAPO buscando la aprobación de eventos genéticos que manifiesta serán buenos para el medio ambiente, habrá menos deforestación, se usarán menos insumos, fertilizantes. Además, continúan pidiendo eliminar las restricciones para las exportaciones, a los precios de los sub productos y facilitar la tramitología en importaciones de insumos.
“Lo que podamos hacer como industria para esto de la soya responsable estamos dispuestos a participar en mesas redondas y obviamente tenemos que hacerlo en conjunto, ningún sector solo va a salir o va a tener éxito en lo que se llama la cadena oleaginosa”, concluyó.
Perfil de Jorge Amantegui
Abogado, con estudios de postrado en Negocios Internacionales, derecho agrario y medioambiental, docente universitario y actualmente presidente Ejecutivo de la Cámara Nacional de Industrias Oleaginosas (CANIOB). Su experiencia como asesor de instituciones como la CAO, Fegasacruz y Asocebu, lo hace un profundo conocedor de los sectores agrícolas y agroindustrial.