Pandemia y contrabando reduce mercado para la leche

 

Foto FEGASACRUZ

Perspectiva: Las ventas bajaron en 20% y el sector lechero demanda mercados de exportación y barreras para frenar el ingreso de productos de contrabando que incluso se comercializan a granel.

Las industrias procesadoras de leche redujeron sus ventas en 20% por falta de mercado y el ingreso de productos de contrabando y demandan mercados de exportación para colocar la producción excedente.

Eduardo Wills, gerente General de la Federación Departamental de Productores de Leche de Santa Cruz (Fedeple), señala que hay problemas para vender el producto en el mercado nacional, debido a una competencia desleal provocada por la leche de contrabando que inunda los mercados.

Los productores afiliados a Fedeple son el eslabón primario y venden su producción a las industrias transformadoras como Clara Bella, Pil, Delizia, entre otras.

El contrabando no paga impuestos, comercializa sin control sanitario y pone en riesgo a la población, y por ello tiene un costo menor, indicó Wills.

La pandemia golpeó al sector productivo, y las devaluaciones de las monedas en los países vecinos, hace que los productos que ingresan al país sean más baratos. Bolivia es menos competitiva por el tipo de cambio fijo que mantiene.

“Debido a que los productos son baratos en el mercado boliviano, la industria no puede tener los mismos niveles de antes”, lamentó Wills. 

Al caer en 20% las ventas y la falta de reactivación del mercado la leche se va acumulando y se necesita seguir comprando materia prima. 

Los productores afiliados a Fedeple alcanzan a 800 productores, divididos en nueve asociaciones territoriales, y la producción que generan por día alcanza a 1,2 millones de litros de leche.

Para reactivar al sector lechero, Wills sostuvo que se debe promover la exportación para que el mercado interno no se sature, además de implementar barreras para la importación ilegal y el contrabando.

“Los productores demandan a los tres niveles del Estado establecer mecanismos que frenen productos foráneos sin control, productos de contrabando”, remarcó.

En ocasión de celebrarse el Día Nacional de la Leche en el país, Klaus Frerking, presidente de Fedeple, informó que la institución busca incrementar el consumo de leche en Bolivia que actualmente está 62 litros per cápita al año, ya que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda ingerir al menos 160 litros. 

“Los productores encaramos desde junio del año pasado una campaña de incentivo al consumo de leche esperando que para el 2022 por lo menos lleguemos a 92 litros por persona al año”, añadió.

 

Comercialización a granel

La Cámara de Industria, Comercio y Servicios de Santa Cruz (Cainco) señaló en un estudio que otra causa para la caída en las ventas de leche tiene que ver con las reducciones de los paquetes lácteos del subsidio sin una justificación técnica.

En el caso del contrabando, la entidad revela que las personas que se dedican a la ilícita actividad cometen un delito que consiste en internar productos al país, sin el pago de los impuestos correspondientes para su comercialización en mercados locales a precios mucho más bajos que los productos hechos en Bolivia o importados legalmente. 

Esto a su vez, genera un gran perjuicio a las industrias formales bolivianas que se ven afectadas al competir con productos de ilegal procedencia, reduciendo en consecuencia sus ventas. 

De hecho, según datos de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), el contrabando en general mueve alrededor de $us 2.300 millones por año. 

Del mismo modo, de acuerdo a datos del Centro Boliviano de Economía de Cainco, el contrabando de ciertos productos alimenticios seleccionados llega aproximadamente a 400 millones de dólares por año. 

Los productos de contrabando afectan a todos los niveles de la cadena productiva del complejo lácteo. 

Al reducir las ventas formales, se impide la proyección de crecimiento no solo de mercados sino de volúmenes de insumos y de acopio de leche cruda a nivel nacional. 

“Este delito genera pérdidas al erario nacional significativas, puesto que el Estado deja de percibir recursos por concepto de impuestos y lo que es más sensible es que, tales productos no tienen un control sanitario por parte de las autoridades competentes y, por ende, quien pierde y está en riesgo de su salud es el consumidor final porque, en definitiva, no existe ninguna garantía respecto a la calidad y a la inocuidad de los mismos”, sostiene un ejecutivo del núcleo, de acuerdo con Cainco.

El estudio da cuenta que en n el país se ha detectado que existe una marcada presencia de productos del exterior que ingresan de contrabando con menores precios, en presentaciones comerciales similares a las nacionales, como también a granel.

En esta perspectiva, las empresas que elaboran y comercializan productos nacionales, tienen un reto para ser cada vez más competitivas, buscando eficiencias en sus operaciones y logrando cada vez mayor escala. 

En ese sentido, al margen de reforzar el control en las fronteras, se debería controlar también los mercados de abastecimiento, lugar donde se encuentran a la venta los alimentos sin la correspondiente autorización sanitaria, sostiene el análisis de Cainco.

 

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