Demanda de uva a productores cae en 35% en este 2021

Foto ROV.ME

Impacto: El sector vitivinícola como otros se ve afectado por el contrabando que golpea a toda la cadena. Se estima que un 40% del consumo de vinos proviene del comercio ilegal.

El mercado negro está golpeando duramente al sector vitivinícola. Una consecuencia de estas prácticas ilícitas es que se tuvo que reducir la demanda de uva a los productores locales en un 35% con respecto al 2020. 

Este indicador también es consecuencia de la pandemia que ha asfixiado al sector, señala Luis Pablo Granier, gerente General de D&M-SAIV.

Pese al contexto derivado de la pandemia, el esfuerzo del sector vitivinícola ha rendido frutos. La cadena de uvas, vinos y singanis sigue siendo la actividad productiva más importante del sur de Bolivia, aseguró Granier.

El sector genera más de 5.000 fuentes de empleo directo e indirecto a nivel nacional, hay 4.200 familias que viven de este rubro que mueve más de 200 millones de dólares anuales, aporta millones de dólares en impuestos y se ha convertido en motivo de identidad y orgullo boliviano, agregó.

Sin embargo, el reto está en continuar promoviendo la cultura del consumo de productos nacionales, como el singani y el vino, para que los consumidores prefieran lo “Hecho en Bolivia” antes de otras opciones. 

Además, es importante generar conciencia acerca de la calidad del destilado boliviano y lo que este producto representa para el país ante la mirada del mundo.

MERCADO EXTERNO

La exportación de singani permite exhibir el destilado boliviano al mundo y posicionar al país como productor de alta calidad. 

“En ese sentido, hemos realizado campañas para comercializar Singani 63 en Estados Unidos, de la mano del productor de cine Steven Soderbergh. Ahora, nuestra bebida emblema es degustada en el país del norte y en otras regiones del globo”, precisa.

Poco a poco se va alcanzando a lo que hicieron muchos países con sus bebidas alcohólicas, como el tequila de México, pero en su momento el sector requería de un trabajo conjunto entre el público y privado, con el objetivo de avanzar con este objetivo, añadió.

A pesar del esfuerzo que realizan los productores y de uva, así como la industria del singani y el vino, el contrabando también golpea duramente a este sector con el ingreso de bebidas de países vecinos.

Granier explicó que los productores de uva son los primeros en sentir las consecuencias del comercio ilícito, ya que no logran vender la totalidad de sus cosechas. Luego las bodegas perciben ventas bajas de sus productos, lo que resulta en un riesgo para la estabilidad laboral de miles de familias que son parte de la industria singaneras y de vinos.

Pero uno de los riesgos del contrabando está en que el consumidor está expuesto a ingerir licores sin certificación sanitaria, y que puede provocar serios conflictos de salud pública.

“Claramente el contrabando afecta a muchos otros sectores económicos como los importadores de electrodomésticos, la manufactura, la industria farmacéutica, entre otros. En el negocio vitivinícola, se estima que actualmente el consumo de vino de contrabando en Bolivia es de un 40%”, puntualizó Granier. 

A eso se debe hacer notar que la evasión impositiva de parte del sector informal que no paga tributos ni beneficios sociales, supera los 10 millones de dólares. 

Esto genera penosas consecuencias sociales como la pérdida de puestos de trabajo, fuga de talento al exterior, quiebre de emprendimientos, desincentivo e incertidumbre en la sociedad, reflexionó.

De acuerdo con Granier, toda la cadena productiva se ve seriamente comprometida, desde los productores de uva, pasando por las bodegas, los distribuidores, los puntos de venta formales y, finalmente, la población que consume el producto.

 

 

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