10 bodegas producen el 98% del vino boliviano enfrentando limitaciones para crecer y exportar

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Impacto: Un estudio de la Fundación Jubileo, señala que los esfuerzos de exportación son individuales y el país debe competir con grandes productores como Argentina y Chile que inundan el mercado local.

Las 10 bodegas grandes, medianas y pequeñas más importantes del país son responsables de la producción de cerca de 7 millones de litros de vino por año y concentran el 98% de la elaboración de este producto en el país. 

Los datos se incluyen en el reciente estudio de la Fundación Jubileo “Más allá del gas, el potencial productivo de uvas, vinos y singanis en Tarija”.

En el análisis se toma como referencia un estudio de inteligencia de negocios, elaborado el 2014 por el CBI, dependiente del Ministerio de Asuntos Externos del Gobierno de los Países Bajos, en el cual se establece que  la principal variedad de uva producida es la moscatel de Alejandría, que es utilizada principalmente para la elaboración de singanis y en menor medida vinos.

Sin embargo, existe también una importante producción de variedades como cabernet suvignon, syrah, malbec, tanat, suvignon banc, semillon, chardonnay, riesling ugni blanc y torrentez, estimando una capacidad de producción de 6.993.000 litros anuales, considerando a las 10 bodegas grandes, medianas y pequeñas más importantes (Centre for the Promotion of Imports from developing countries (CBI), 2014). Asimismo, es importante mencionar que estas bodegas concentraban el 98% de la producción de vino en el país, el año 2016.

El clúster de la uva en Tarija incluye a las 37 bodegas productoras de vino y singani, pero también a más de 2.800 familias vinculadas a este sector, ya sea desde el cultivo de uva, cosecha y barriles, señala Jubileo.

Adicionalmente existen familias dedicadas a actividades vinculadas como la elaboración de quesos y jamones, así como el turismo vitivinícola que se viene desarrollando en esa región.

Un logro importante en este sentido ha sido la creación de la marca “Tarija, Aromas y Sabores”, que certifica tres aspectos: Origen, calidad y tipicidad.

Asimismo, de acuerdo con el Plan Territorial de Desarrollo Integral de Tarija 2016–2020, cerca del 48% de la uva producida se destina a la producción de vinos y singanis, estimándose que la producción nacional de uva genera aproximadamente un movimiento de 24 millones de dólares, de los cuales 6 millones se generan por el consumo de la uva de mesa y los restantes 18 millones provienen del vino y singani.

 

Evolución

De acuerdo con el estudio de Jubileo el  singani y vino producidos en Tarija han ido evolucionando en el tiempo, alcanzando en las últimas dos décadas importantes reconocimientos en prestigiosos concursos internacionales, aspecto que ha permitido el desarrollo de otros productos conexos, como quesos, jamones y berries en esta región del país.

El citado estudio advierte que si bien existen bodegas bolivianas que realizan exportaciones, los esfuerzos son principalmente individuales y, a pesar de importantes esfuerzos por incorporar mejoras tecnológicas en sus medios de producción, no ha existido un plan de marketing de exportación común que habría permitido insertar la marca boliviana en mercados específicos.

La exportación se basó principalmente en el interés de los importadores por ciertas condiciones particulares de algunas variedades que son ofrecidas por bodegas específicas, como la altura en la que se produce el vino y la elegancia de la variedad.

En 2020 las exportaciones de vino boliviano al mundo alcanzaron  un valor de 140.993 dólares y un volumen de 35.026 gramos, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), elaborados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior.

 

Limitaciones

El documento de Jubileo menciona algunas limitaciones que tiene el vino boliviano para posicionarse más en cuanto a exportaciones.

Por ejemplo el estudio realizado por el CIB resalta que en la región Bolivia debe competir con países como Argentina, Chile y Uruguay, en los que existe una mayor experiencia exportadora y que será muy difícil para el país competir con el precio de entrada.

Por eso se sugiere que para Bolivia la oportunidad está más bien en enfocarse en nichos interesados en vinos nuevos y raros con precios entre medios y altos.

Un aspecto que se debe considerar es que tanto Chile como Argentina juegan un rol importante en el ámbito mundial y son países de origen para la mayor parte del vino importado a Bolivia, en competencia con la producción nacional, añade Jubileo.

Si bien la mayor parte de estas importaciones corresponden a vino a granel, una variable que debe ser analizada es el tipo de cambio que en el país se mantiene fijo desde el año 2011, en un valor de 6,96 bolivianos por dolar, muy a pesar de que los países vecinos han devaluado sus monedas en reiteradas ocasiones desde ese periodo.

Para Jubileo este aspecto es fundamental porque termina restando competitividad a los vinos exportados por el país e incentiva el vino importado que se vende  más barato que el producido localmente.

 

 

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